Boletín N°15
Mientras se dirigía a su destino final de la excursión de una Europa acosada por el Omicron y sobrevolando Estocolmo, Orejudo recibió un mail (correo electrónico) que lo dejo abiertiboca. Era un invitación de Greta Thunberg, una joven de 19 años que se distingue por su lucha por el medioambiente. Inmediatamente el Dr. Orejas hizo detener el orejible y se apersonó personalmente para encontrarse con ella. Estaba bella. Crecer la había favorecido y sintió un flechazo. Luego de un choque de puños (que Orejas hubiera preferido fuese un tierno abrazo) Greta fue directo al grano que le apareció al Dr. en la nariz que prestamente ella se lo apretó en un baño de pus.
Como ambos hablaban inglés la comunicación fue inmediata. Mirando al cielo, Greta divisó el dirigible y preguntole: “ou, que lindo dirigible. Yo no viajo en avión para no contaminar el planeta pero a tu dirigible lo apruebo. Aunque, como funciona?”
Ruborizado el Dr. le constestó “Gas-oil”.
“Mmmmm… eso no me gusta mucho aunque podríamos encontrar una solución”
El rostro de Orejudo se destenso, se relajo ante la posibilidad que Greta insinuaba.
“Me gustaría que tengas una reunión con mi asesor en tecnología, el Dr. Lindström, puedes quedarte unos días para concretar una reunión?”
Orejudo se emocionó y contesto: “Afirmativo”.
Quedaron en verse al otro día y Orejudo se encaminó hacia el orejible, caminando por las hermosas calles de Estocolmo. Extasiado iba caminando cuando llegó a la calle
Hamngatan 8. Justo allí había un asqueroso McDonalds. “No debo, no debo”, se dijo imperativo y suplicante a la vez. Pero Satanás existe… y lo empujó hacia adentro.
Fue así como embriagado de Coca-Cola, con la camisa manchada con kétchup y mostaza provocada por un Big Mac asqueroso llegó a la escalerilla del dirigible y avergonzado subió hacia sus aposentos..
“Mañana será otro día” y se durmió con una sonrisa